jueves, 22 de noviembre de 2007

Cuento "Bobi y sus amigos" (Marlene)


Érase una vez un perro que se llama Bobi. Tenía una familia que lo abandonó en la orilla de la carretera.

Triste, empezó a caminar y entró en el bosque. Allí se sorprendió porque había una familia de conejos y muchos animales. Bobi se crió con los conejos.

Y… empezó hacer gestos de conejos.

Un día, Bobi estaba jugando con sus amigos y vinieron dos cazadores. Bobi y sus amigos corrieron y Bobi empezó a llamar a todos los animales del bosque.

Los animales asustaron a los cazadores y les hicieron trampas.

Bobi vivió muy feliz con su familia y sus amigos.

Fin


Miriam Marlene Suárez Martín. 3º

Cuento "El pájaro Ligato" (Javier)


Érase una vez: un pájaro llamado ligato. Era una especie muy bonita. Ligato era muy educado, era el presidente de todos los pájaros.

Un día fue a dar un paseo por el campo pero no se acordaba de que era el día de cacería. Pero fue muy listo se hizo el herido.

Pero a pesar de eso le tiraron tiros y lo mataron y sus amigos muy tristes lo vengaron.

Fin
Autor: Javier Suárez Suárez. 3º

martes, 13 de noviembre de 2007

Palabras y poesías ocultas


ESTE JUEGO TRATA DE BUSCAR PALABRAS QUE SE ESCONDEN DENTRO DE OTRA.

Al final con esas palabras escondidas podemos inventar poesías.

¡Verás qué originales quedan!

Sigue los siguientes pasos:

1. Intenta formar todas las palabras que puedas, sin cambiar el orden de las letras, a partir de una palabra, por ejemplo:

ARCHIPIÉLAGO

Aquí hay algunas: aro, a, pila, lago, ah, arpía, arco, arca, arpa, pie, pío, pía, hipo, ría, río, ala, apago, apagó, apio, piel, algo, o, e, el, hago, higo, hila, hiel, hielo, hilo, hiló, pago, pagó, pego, pegó, pela, pelo, la, al...

2. Ahora intentamos formar todas las palabras que puedas, pero ya puedes cambiar el orden de las letras.

Recuerda que seguimos con la palabra ARCHIPIÉLAGO

Por ejemplo: plaga, largo, gol, pala, gorila, golpe, lagar, piar, Chile, claro, clara, Clara, liar, pochar, pliego, loca...

3. Por último con esas palabras intentamos inventarnos poesías.


¡Estos poemas quedan bastante surrealistas!


Observa que al venir de una misma palabra tienen la característica de que repiten mucho los sonidos y nuestros poemas adquieren una sonoridad especial.

Aquí tienes algunos ejemplos:

¡Ah arpía!
Pío... Pío... Pío...
El hipo pía.
¡Pía hipo!


El hielo apagó el lago.
La hiel pegó al río.
¿Hago algo río?
¿Hago algo lago?
Lo hago, lo hago...
Río, río, río...


¿El higo hila?
¿El arpa hila?
¿El arco hila?
¿El apio...? ¿El apio hila?
¡Ah...!
¡El hilo, hila!


Ahora puedes inventar tus poemas con estas palabras o mejor; intentando sacar las que se esconden en otras.


¡ANÍMATE Y PUBLÍCALAS EN LOS COMENTARIOS!


Al principio tienes algunas de nuestros alumnos y alumnas. Pica sobre ellas para ampliarlas.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Cuento " Sara y el pájaro" (Diana)

Érase una vez una niña llamada Sara.
Sara fue al colegio de El Risco, cuando estaba en el recreo se encontró un pájaro. Le llamó Lilí.
Todos los días veía a Lilí.
Lilí le dijo:
-¿Quieres ser mi amiga? Sara se quedó sorprendida y le dijo que sí.
Cuando fue otra vez al colegio el pájaro no estaba, lo llamó muchas veces pero no lo encontraba.
Un día a la salida del recreo Sara lo vio con una familia, tenía huevitos pequeñitos, el pájaro le dijo que lo dejara con su familia.
Sara le dijo que ella le visitaría todos los días.
Colorín clorado este cuento se ha acabado.

FIN

AUTORA: DIANA MARÍA DÍAZ RAMOS. 4º

Cuento "El pollito negro" (Adrián)


Érase una vez una gallina que tuvo 5 pollitos. Todos eran muy bonitos excepto uno que era negro. Siempre se reían de él y la mamá gallina no lo quería. El pollito siempre estaba triste y llorando porque se reían de él. El pollito se hizo grande y empezaron a salirles plumas blancas y se hizo muy bonito el más bonito de todos los gallos. Un día apareció un mago y le echó un conjuro a las otras gallinas y empezaron a salirles plumas negras, el gallo se rió de ellas. Y encontró a una gallina y fueron felices y tuvieron muchos pollitos.

COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO.

Autor: Adrián Suárez Martín
5º curso

Cuentos en familia "Piedras y perros"

Érase una vez un pueblo pequeño. En él había un colegio con rejas alrededor. A la entrada se encontraba un pequeño patio con una puerta grande. Tenía dos aulas y en ellas estaban dieciocho niños y niñas. Todos se llevaban muy bien, jugaban al fútbol, a las casitas...
Un día, vino un señor y dijo que tenían que juntarse todos en una misma aula, los niños se miraron unos a otros, murmuraban, no sabían lo que pasaba. Ellos jugaban todos juntos pero... no se imaginaban como podrían estar todos estudiando en una misma aula.
Pero los niños y niñas cogieron y se reunieron todos, para hacer un plan.
Unos decían:
-¡Cuando venga otra vez ese señor, lo cogemos y le tiramos piedras!
Otros decían:
-No, no, cogemos y le echamos nuestros perros.
-Otros añadían: nos escondemos.
Y otros:
-Cerramos la puerta.
Y así planearon, lo que podían hacer. Cuando el señor vino a visitarlos otra vez, cada uno hacia el plan que habían acordado, El señor cuando vio todo aquello no podía creerlo salió de allí todo machucado, mordido y desalado.
Los niños y niñas muy contentos se reían y se reían, se abrazaban. Se pusieron muy felices porque el señor no iba a volver más por allí.
Al día siguiente todos fueron al colegio normal, cada uno a su aula.
A las 8:30 apareció Rafa, el maestro de los más grandes y les dijo que les iba a presentar a alguien; los niños con cara de susto no sabían que hacer, si buscar piedras, los perros o cerrar la puerta asustados unos corrían para allá y otros para acá.
Rafa les dijo:
-¡Tranquilos, tranquilos que les voy a presentar a una nueva maestra llamada Leticia.
Los niños y las niñas, muy contentos, volvieron y se abrazaron de alegría, porque ya volvía la normalidad de jugar juntos pero también la de estudiar cada uno en su aula.


Y colorín colorado este cuento se ha acabado.




Autoras: Ivanna Martín Rosario 5º
Olegaria Rosario Suárez

Cuentos en familia "El descubrimiento del sabroso helado"

Había una vez una pequeña escuelita situada en un pequeño barrio llamado El Risco.
En ella sólo había una gran aula que acogía a todos los niños, por aquél entonces eran muchos. Tenía dos pequeños baños, uno para los niños y otro para las niñas, un gran patio que abarcaba desde delante de la puerta del colegio hacía la carretera o hacía el barranco, no había problemas de espacio para jugar. También tenía unos grandes ventanales por los cuales nos quedábamos mirando si pasaba algún coche por allí, que era muy rara vez, y unas grandes puertas marrones.
Un día, a la salida del colegio, hacía mucho calor y todos los niños íbamos carretera arriba hacía nuestras casas, cuando… ¡de pronto! vimos aparcado, a la izquierda de la carretera, un pequeño camión que tenía pintado unas cositas alargadas de varios tamaños y colores y con un palito al final y ponía disfrute del rico helado.
Nosotros nos quedamos mirando y pensando que será esa cosa.
El señor nos miró con cara de asombro y nos dijo:
-Niños ¿no habéis probado nunca un helado?
Y todos contestamos:
-¡No!
Nosotros le preguntamos:
-¿De que se trata?, ¿que sabor tiene?, ¿es duro o blando?
Y el señor muy amable nos dijo:
-Les voy a dar uno a cada uno, para que puedan probarlo, y, cuidadito porque es un poco frío y cuando pasa demasiado tiempo en la mano o si le da el sol se derrite, ¿de acuerdo?
Todos nos miramos muy contentos íbamos a tener en nuestras manos un helado ¡qué bien! Íbamos a saber el sabor que tenía.
El señor se subió a la parte trasera del camión y lo abrió estaba muy frío y dentro había muchas cajitas llenas de diferentes helados él empezó a repartir a cada niño un helado.
Yo particularmente cuando lo cogí en mis manos no sabía que hacer, lo miraba y remiraba y me preguntaba ¿Qué hago? Entonces decidí quitarle el papelito, estaba muy frío, el polito me miró y me dijo:
-¡no me comas!, yo me quedé asombrada. Le pregunté al señor:
-¿los helados hablan? y el contestó:
-¡Qué va!
Yo le contesté:
-Yo creo que el mío sí.
Lo cogí, lo metí en la mochila y eché a correr hacía casa para ponerle un poco de hielo y que no se derritiera. No quería que mi polito parlanchín se derritiera. Quería preguntarle un par de cositas antes de que terminara en mi estómago.
Cuando llegué a casa el polito iba chorreando y me decía:
-¡Me voy a descongelar!
Corrí hacía una pequeña nevera que había en casa. Sólo quedaba un poquito de hielo, lo cogí y envolví mi polo. Con ello conseguí que aguantara un poquito más.
Cuando el polito estaba un poco más repuesto comenzamos a hablar un poquito.
-¿Oye polito tienes algún nombre en especial?
-Sí, me llaman mulato.
-¿Mulato?
-Sí, sí mulato, ya que me han elaborado con leche y chocolate.
-¡Qué Bien! Entonces tienes que tener muy buen sabor.
-Ya, la mayoría de los niños me prefieren por ello, y yo me siento muy bien de hacerles muy felices.
Ya el hielo empezaba a deshacerse y el polito iba perdiendo dureza, me miró y me dijo:
-Oye ¿no piensas probarme? - Yo le conteste:
-Sí pero ahora que he charlado contigo, como que me da un poquito de pena pegarte un mordisco.
-No pienses eso, y atrévete a probar para saber qué opinas de mi sabor.
Entonces lo metí en la boca y cogí un trocito, ¡uh, uh! me pareció increíble el sabor que tenía… era riquísimo.
El polito preguntó:
-¿Qué te ha parecido?
-Estupendo- Le contesté.
-Bueno pues yo creo que va siendo hora de que nos despidamos, y sigas disfrutando de mi sabor porque si no, me voy a derretir.
-Vale -Le contesté- Me ha encantado conocer el sabor que tienes.
-Muchas gracias -contestó el polito.
Ya cada vez iba haciéndose más pequeño, hasta que sólo me quedé sólo con el palito de madera en las manos.
Al día siguiente de camino al colegio, todos comentamos lo increíbles que eran los helados nos pareció una nueva golosina fenomenal que nosotros no conocíamos y gracias a un amable y bondadoso señor tuvimos la suerte de probar.
Colorín Colorado este cuento se ha acabado.


Autores: Mary Carmen Ramos
Iván Díaz Ramos 5º

Cuentos en familia "Cuando los ojos no ven más allá"

Todas las mañanas es la misma batalla en la casa de Paula, su madre siempre despertándola para que vaya al colegio y ella con un berrinche porque no se quiere levantar. Paula es una niña la que no le gusta mucho estudiar, para ella el mundo ideal es aquel en el que no hay escuelas y los niños se pasan todo el día jugando, cantando y… ¡Sin estudiar!
Un día, Paula se quedó dormida, cuando se dio cuenta de que ya era muy tarde se vistió a toda prisa, se colgó su mochila y salió disparada para el colegio. Cuando llegó al colegio se dio cuenta de que no había nadie, tocó en la puerta, pero nadie le contestó. Despacio, se asomó a la ventana y las luces estaban apagadas. Paula corrió hasta las canchas pero tampoco había nadie. Una lágrima cayó lentamente por la mejilla de Paula, pues pensaba que todos se habrían ido de excursión y se habían olvidado de ella.
Paula lloraba y lloraba desconsoladamente. De repente, Paula oyó una voz lejana que repetía su nombre una y otra vez, hasta que comenzó a oírla cada vez más fuerte y más cerca. La niña muy asustada preguntó:
-¿Quién me llama?
- Estoy aquí, en esta piedrita de aquí abajo –contestó la voz-
-¿Dónde?
Cuando Paula bajó la mirada no se lo podía creer sentado en una piedra delante de ella había un pequeño niño, pero… no era un niño normal... ¡Era un duende!
- Mi nombre es Yadiel -dijo el duendecito-
Paula no salía de su asombro Yadiel tenía las orejas puntiagudas, los pies muy grandes e iba totalmente vestido de verde con un gorro y una varita roja que resplandecía cuando él hablaba.
-He venido aquí para enseñarte una cosa, me han dicho que no te gusta estudiar y que odias ir a la escuela.
-No es que odie la escuela -dijo Paula- es que estudiar no sirve para nada.
- ¿Para nada? Si eso es lo que crees dame tu mano que te voy a enseñar una cosa.
Paula dudó, pero algo dentro de ella le pedía a gritos que le diera la mano al duendecillo. Cuando la niña le dio la mano al duende comenzaron a salir estrellas de la varita mágica que se movían en círculos alrededor de los dos. Paula estaba asombrada, cerró los ojos y cuando los volvió a abrir ya no estaba en el patio del colegio sino que estaba en medio del desierto.
-¿Yadiel, estamos donde yo estoy pensando?
-Sí, en África.
- ¿Y porqué estamos tan lejos de casa?
-Ya lo verás, confía en mí.
Paula y el duendecillo caminaron y caminaron por el desierto hasta que por fin llegaron a un pequeño poblado.
-Tengo que cambiar mi forma para pasar desapercibidos
Yadiel giró la varita hacia él y de repente comenzó a crecer y crecer. Paula estaba asombrada. Cuando llegaron al poblado fueron hasta la escuela pero su sorpresa fue que este colegio no se parecía en nada el de Paula. Era muy pobre estaba hecho con ramas de árboles y palos y dentro no tenía piso sino que era de tierra y los niños iban casi sin ropa y sin zapatos.
Paula muy asombrada se acercó a una niña y le dijo:
-Hola me llamo Paula ¿y tú?
- Yo me llamo Kabara.
- ¿A ti te gusta esta escuela? Es muy pobre y además casi no tenéis libretas ni lápices.
- A mí me encanta el colegio, y tenemos lo que podemos, el problema es que somos muy pobres nuestros padres no tienen dinero para comprarnos mas cosas porque no hay ni para comer.
-¿No tienes ni para comer?
-No, además ya me tengo que ir a trabajar porque mi hermanito pequeño está muy enfermo y mis padres no tienen dinero para comprarle sus medicinas.
-¿TRABAJAR? –preguntó Paula muy sorprendida-
-Sí, yo quisiera estudiar pero tengo que dejar la escuela para que mis hermanitos puedan comer y comprarles las medicinas.
El duende Yadiel llamó a Paula porque se había hecho muy tarde y tenían que regresar.
-Kabara, te prometo que voy a estudiar mucho y que voy a ser médico para venir a curar a tus hermanitos y a todas las perdonas del mundo, quiero ayudar a que nuestro planeta, sea un planeta mejor.
-Muchas gracias Paula, si todo el mundo pensara igual que tú el mundo sería un lugar mejor. Gracias
Paula y el duendecillo dijeron adiós a todos y regresaron a casa. Por el camino la niña le dio las gracias al duende Yadiel por haberla hecho comprender que no todos tenemos la oportunidad de estudiar y que si nos brindan esa oportunidad hay que aprovecharla al cien por cien porque habrán muchos niños y niñas como Kabara que aunque quieran no pueden estudiar.
Desde ese día Paula es la primera en llegar al colegio y es la más estudiosa de su clase porque ella no olvida la promesa que le hizo a Kabara de un día regresar como médico para curar a todas las personas desfavorecidas del mundo y aunque no es un camino fácil, Paula sabe que es la mejor decisión que ha tomado.



Autoras: Beatriz Rosario Ojeda 4º
Juliana Suárez Perdomo

jueves, 8 de noviembre de 2007

Cuento en familia "El niño travieso"

Érase una vez, hace ya mucho tiempo, un colegio muy grande. A él cual acudían muchos niños, aproximadamente uno cuatrocientos. Aún recuerdo las aulas de ese colegio; eran espaciosas y muy iluminadas, los pupitres estaban perfectamente colocados, y frente a ellos la mesa del profesor, a su espalda se encontraba la pizarra, recuerdo que era verde y enmarcada en gris, y, encima de ella, y perfectamente centrado, había un cuadro de su majestad el rey el Rey Don Juan Carlos.

En ese precioso centro, yo estaba cursando el sexto curso de EGB.
Un día, al comienzo de la clase de lengua española, que era para mí la materia que más me costaba aprender, y, que me impartía una maestra de las mas antiguas del colegio, a la que aún recuerdo con mucho cariño, cuyo nombre es doña Angelines, y era más bien bajita y siempre mostraba en su cara una sonrisa.

Pues ese día yo no hice los deberes que marcó para casa. ¿Por qué? Pues porque en esa época mis padres estaban construyendo y yo nada más terminar el cole, les tenía que ayudar y… ese día se me olvidó hacer los deberes, que había que entregarlos según entrábamos a clase.

Esa mañana, al percatarse de que yo no los entregaba me preguntó por mis deberes. Yo le contesté con voz temblorosa que no los había hecho. Seguidamente tomó la decisión de que abandonara el aula. Yo dije:
-¡Dios mío! -y se me vino el cielo encima.
-Y ahora… ¡los vas hacer en el pasillo! –Por lo que yo entendí que abandonara el colegio, y así lo hice.
Salí del colegio y, en la acera de enfrente, me tendí muy campante boca abajo y empecé a hacer mis deberes.
Cual fue mi sorpresa que en ese mismo momento pasaba por allí el director del colegio, el cual me pregunta muy sorprendido:
-¿Marcos que haces fuera del cole?
Y yo ni corto ni perezoso le contesto:
-La señorita Angelines me echó de la clase.
Él muy enfadado me dijo:
-Levántate de ahí y ven conmigo.
Me llevó directamente a la clase y con voz muy seca preguntó a la maestra:
-¿Qué hace este niño tirado en la calle haciendo sus tareas?

Ella no contestó, no sabía dónde mirar, y dijo con voz asustada y ojos brillantes de lágrimas que eso nunca más volvería a ocurrir.

Esto ocurrió hace veintisiete años y en el día de hoy cuando me ve se acerca a mí y muy cariñosa y tocándome suavemente de la oreja me dice:
-Que mal rato pasé. Estuve todo el día llorando por tu culpa pero te sigo queriendo igual.


COLORIN COLORADO ESTE LINDO CUENTO HA TERMINADO.


Autores: Melanie González Medina
Marcos González Ojeda

Cuento "El lagarto Carlos" (Iván)



Érase una vez un lagarto llamado Carlos que vivía en un colegio.

Un día salió de su casa para ver qué estaban haciendo los niños. De repente sonó la campana y salieron todos los niños corriendo y Carlos estuvo a punto de morir por un pisotón.

Los niños lo vieron y lo cogieron para investigarlo y aprender más de él. Rápidamente entraron todos a la clase, cogieron el microscopio y lo pusieron dentro.

Carlos estaba muy asustado, estaba deseando que lo soltaran. Javier, el más travieso de el colegio, quería matarlo. Lo cogió por el rabo y lo tiró por la ventana hacia al jardín. Carlos estaba muy triste.

Un día al amanecer dio un paseo y se encontró con una lagarta y después de conocerse se casaron.

Javier nunca más volvió a molestar a la familia de Carlos.

Fin


Autor: Iván Andrés Díaz Ramos

6º curso

Cuento "La loca paloma que entró en clase" (Melanie)


Un día en la clase estábamos trabajando y Leticia, una maestra, estaba hablando con otro maestro que se llama Rafa. De pronto entró en clase de Rafa una paloma. El maestro dejó de hablar con la maestra Leticia. Todos los niños/as estaban muy asustados.
Pasó un rato y en poco tiempo todo el mundo se calmó. Pero la relajosa paloma no quería salir de allí. No podíamos trabajar en las cosas de clase, claro.
Un poco de silencio dijo el maestro Rafa. A continuación dijo un conjuro mágico y de pronto… Chin pan chun. Desapareció la paloma todos/as nos quedamos muy sorprendidos… Hasta la maestra Leticia se quedó con la boca abierta.
Nadie sabía lo que había hecho el maestro Rafa para que la paloma desapareciera. Nada más dijo unas palabras y ya está… Todo el mundo se quedo callado y se pusieron a trabajar otra vez.
Cuando pasaron unos cuantos días todos seguían muy sorprendidos por lo que hizo el maestro con aquella paloma.

Fin

Autora: Melanie González Medina

6º curso