En ella sólo había una gran aula que acogía a todos los niños, por aquél entonces eran muchos. Tenía dos pequeños baños, uno para los niños y otro para las niñas, un gran patio que abarcaba desde delante de la puerta del colegio hacía la carretera o hacía el barranco, no había problemas de espacio para jugar. También tenía unos grandes ventanales por los cuales nos quedábamos mirando si pasaba algún coche por allí, que era muy rara vez, y unas grandes puertas marrones.
Un día, a la salida del colegio, hacía mucho calor y todos los niños íbamos carretera arriba hacía nuestras casas, cuando… ¡de pronto! vimos aparcado, a la izquierda de la carretera, un pequeño camión que tenía pintado unas cositas alargadas de varios tamaños y colores y con un palito al final y ponía disfrute del rico helado.
Nosotros nos quedamos mirando y pensando que será esa cosa.
El señor nos miró con cara de asombro y nos dijo:
-Niños ¿no habéis probado nunca un helado?
Y todos contestamos:
-¡No!
Nosotros le preguntamos:
-¿De que se trata?, ¿que sabor tiene?, ¿es duro o blando?
Y el señor muy amable nos dijo:
-Les voy a dar uno a cada uno, para que puedan probarlo, y, cuidadito porque es un poco frío y cuando pasa demasiado tiempo en la mano o si le da el sol se derrite, ¿de acuerdo?
Todos nos miramos muy contentos íbamos a tener en nuestras manos un helado ¡qué bien! Íbamos a saber el sabor que tenía.
El señor se subió a la parte trasera del camión y lo abrió estaba muy frío y dentro había muchas cajitas llenas de diferentes helados él empezó a repartir a cada niño un helado.
Yo particularmente cuando lo cogí en mis manos no sabía que hacer, lo miraba y remiraba y me preguntaba ¿Qué hago? Entonces decidí quitarle el papelito, estaba muy frío, el polito me miró y me dijo:
-¡no me comas!, yo me quedé asombrada. Le pregunté al señor:
-¿los helados hablan? y el contestó:
-¡Qué va!
Yo le contesté:
-Yo creo que el mío sí.
Lo cogí, lo metí en la mochila y eché a correr hacía casa para ponerle un poco de hielo y que no se derritiera. No quería que mi polito parlanchín se derritiera. Quería preguntarle un par de cositas antes de que terminara en mi estómago.
Cuando llegué a casa el polito iba chorreando y me decía:
-¡Me voy a descongelar!
Corrí hacía una pequeña nevera que había en casa. Sólo quedaba un poquito de hielo, lo cogí y envolví mi polo. Con ello conseguí que aguantara un poquito más.
Cuando el polito estaba un poco más repuesto comenzamos a hablar un poquito.
-¿Oye polito tienes algún nombre en especial?
-Sí, me llaman mulato.
-¿Mulato?
-Sí, sí mulato, ya que me han elaborado con leche y chocolate.
-¡Qué Bien! Entonces tienes que tener muy buen sabor.
-Ya, la mayoría de los niños me prefieren por ello, y yo me siento muy bien de hacerles muy felices.
Ya el hielo empezaba a deshacerse y el polito iba perdiendo dureza, me miró y me dijo:
-Oye ¿no piensas probarme? - Yo le conteste:
-Sí pero ahora que he charlado contigo, como que me da un poquito de pena pegarte un mordisco.
-No pienses eso, y atrévete a probar para saber qué opinas de mi sabor.
Entonces lo metí en la boca y cogí un trocito, ¡uh, uh! me pareció increíble el sabor que tenía… era riquísimo.
El polito preguntó:
-¿Qué te ha parecido?
-Estupendo- Le contesté.
-Bueno pues yo creo que va siendo hora de que nos despidamos, y sigas disfrutando de mi sabor porque si no, me voy a derretir.
-Vale -Le contesté- Me ha encantado conocer el sabor que tienes.
-Muchas gracias -contestó el polito.
Ya cada vez iba haciéndose más pequeño, hasta que sólo me quedé sólo con el palito de madera en las manos.
Al día siguiente de camino al colegio, todos comentamos lo increíbles que eran los helados nos pareció una nueva golosina fenomenal que nosotros no conocíamos y gracias a un amable y bondadoso señor tuvimos la suerte de probar.
Colorín Colorado este cuento se ha acabado.
Autores: Mary Carmen Ramos
Iván Díaz Ramos 5º
2 comentarios:
Hola ivan, tu cuento es muy sabroso, yo quiero un mulato pero que no hable por que si no, no me lo como. Muy bien sigue escribiendo cuentos tan sabrosos como este.
Hola Mary e Iván:
Su cuento es muy imaginativo es como decir... Parece que al leerlo lo estaba biendo me gustó mucho me quede sorprendido y también al leerlo me dio gana de un helado. Bueno lo mas que me gustó fue cuando el helado y el niño hablaron y por fin pudo probar todos los niños el helado.
Los felicito.
Adiós.
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